Así sin más...


Y así sin más alzo lentamente su mirada. Hubiese querido no asomar su cabeza al mundo que le rodeaba, pero era imposible si quería tener al menos una mínima idea de lo que en él pasaba.
El interior de su cubil le parecía tan reconfortante, tan seguro y tan personal, sobretodo personal, propio y único, que sabía que en lo profundo de su conciencia maldecía la necesidad de salir de él. Y en está ocasión no fue distinto, le parecía oír con claridad esa voz que se negaba a dar un solo respiro en el exterior, esa voz que día a día debía acallar y reprimir, pero que nunca desaparecía.

Sin embargo, como cada día, le fascinó la visión del mundo que le rodeaba. Todo era tan brillante y hermoso. La luz del sol pasaba suavemente entre las hojas de la copa del árbol bajo el cual se encontraba, aquellas hojas lejanas que en ocasiones se dejaban caer como un regalo del cielo, días que sin duda disfrutaba. El pasto se encontraba aún húmedo, cubierto por las gotas del rocío matutino, y los tímidos rayos de sol se atrevían a darse un baño en ellas y desprender sus fulminantes brillos al compás del viento. La luz, las hojas en lo alto y las briznas del pasto que le rodeaban bailaban la misma melodía y así sin más no pudo sino dejarse llevar por aquel conjuro atemporal y eterno que sentía fluir en todo a su alrededor.

Primero quiso subir, luego bajar. Primero quiso reír y luego cantar. Lo único seguro es que tenía libertad de hacer lo que quisiera. Luego quiso también bailar, pero no fue capaz.

Escucho las risas desde lejos, risas distintas a la propia pero que le eran bien conocidas. En más de una ocasión nunca más supo de alguno de los suyos después de ese sonido. Sabía que si no encontraba un escondite pronto esta vez era posible que nunca más tuvieran noticias suyas.

Trató de correr desesperadamente al primer escondite que observo. "Nunca serás un corredor", pensaba en las burlas que más de alguna vez escuchara de otros, como si las escuchara una vez más en este mismo momento...
... y la voz permanente que maldecía salir grito por última vez.

0 ... sin más: