Comida rápida para cocinero rápido...


Ha sido interesante esto de participar en el entorno laboral de un local de comida rápida. Interesante como lo ha sido también los otras veces en que he trabajado en algún ambiente de trabajo más "común" por así decirlo.

Me gusta compartir esos códigos de conducta y lenguaje que hacen de la jornada algo más agradable, me gusta el compartir las horas con gente que vuelvo a ver una y otra vez haciendo lo mismo pero no lo mismo... y hay algo que siempre me ha producido una sensación extraña, como una especie de conflicto.

Y es que siento que en realidad corresponde a un mundo que no es mio, con el cual no puedo compartir sino más allá de un contacto superficial, casi vacío y en el fondo me siento desinteresado en ir más allá. Y es que comparto con opciones de vida tan distintas y alejadas de la propia que siento que de alguna forma invalida mi propia vida.

Es extraño encontrarme personas menores a mí con hijos, familia, casa propia, casados y una vida tan armada. Mientras en mi vida todo lo que implique una vida establecida parece formar parte de una eterna lista de espera. Todo se reduce a proyecciones de "algún día", proyecciones de "me gustaría". Me gustaría vivir un tiempo en Santiago, pero terminar mi adultez en provincia, me gustaría tener un departamento propio, me gustaría trabajar en una empresa y no en un laboratorio de universidad, me gustaría conocer mejor Chile, me gustaría también hacer algún viaje al extranjero... algún día.

Pero creo que lo que más me choca es esa suerte de poder que recae en mandos medios. El hecho de que siempre existe un trabajador con años de experiencia que conoce todos y cada uno de los movimientos del lugar, que puede hacer todo mucho más rápido, eficiente y mejor que tú, pero que al fin y al cabo se dedica a gritar arengas de "más rápido", "necesito esto", "quien dejó esto botado", etc. Y como que no queda claro si gana más que el resto o tiene un puesto especial. Tal vez tenga un mejor contrato o algo así, tal vez es solo alguna especie de favoritismo lo que explica esa camaradería y cercanía con el jefe, eso de ser su mano derecha... pero el asunto no es ese. El asunto es como hacen uso de su poder con una suerte de gran orgullo por lo que hacen. Hace un tiempo conversaba de ello con una amiga y esta ponía de ejemplo a los guardias, que a veces se muestran prepotentes como si estuvieras violando su espacio sagrado, pero cuando ya compruebas el permiso para entrar se vuelve la persona que se hace un lado para que puedas pasar (con suerte con una sonrisa cortés... cuek).

Es extraño como en el contexto y horario del trabajo uno es nada frente al poder de la experiencia. Es triste no conocer los truquillos para hacer las cosas más rápido y fácil, sin necesidad de hacerlo explicito me parece que a ojos de todos uno nunca deja de ser "el novato", lento, ineficiente, algo volado, poco pillo. Pero una vez afuera la cosa cambia, y no es que exista un mejor o peor, una alternativa más válida que la otra, tan solo existes historias y opciones de vida distintas.

Una vez afuera vuelvo a tomar conciencia de que sí, me falta experiencia para hacer las cosas mejor, pero al fin y al cabo en cosa de un par de días ya estoy haciendo lo que los demás. Mientras que para las cosas a las que me dedico he tomado medio año en poner a punto alguna técnica y estoy seguro de que si me tomara medio año para enseñarla a cualquiera de los compañeros del trabajo aprenderían tal vez a hacerlo técnicamente bien, pero sin comprender realmente que hay detrás de ello... Pero ¿de que me sirve en la vida del día a día saber de genes y proteínas y vías metabólicas y todo eso?

Al final caigo tal vez en lo mismo que me molesta en otro. Lo que aprendo y sé, aquello a lo que he dedicado la vida, me sirve solo dentro del laboratorio. Y no todas las carreras o trabajos son así.

Así sin más, creo que por esta vez no saco nada en limpio de todo esto.

Así sin más... eso.

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